Outsider Yo
Inhalar y exhalar
jueves, 25 de abril de 2019
Caminar
hace frío. Pienso que hace frío mientras pongo la cascara de medio aguacate que me acabo de comer sobre la tasa de café que estaba tomando y que está justo al lado del cenicero, una sola colilla. Estoy en el comedor. No me gusta el estudio y eso, obviamente, es una excusa, para todo. Así se va esta mañana. Ayer estaba caminando por la avenidas Las Vegas. Caminaba y llovía, no mucho. Mejor, caminaba, la lluvia no es relevante. Me gusta caminar y pensar. Me gusta caminar y cantar. A unas cuantas cuadras de la casa, de mi nueva casa, comienzo a darle forma a esto. Pienso, qué sobrevalorado tenemos el sexo. Siempre lo he pensado. En últimas, es solo un ejercicio aeróbico en el que lo único interesante es el paisaje. Total. Y, al final, de eso estoy seguro, todas las ciudades terminan pareciéndose, los mismos edificios, los mismos monumentos, las mismas calles, los mismos carros y la misma gente irritante y desesperada. En fin. Supongo que es una forma de salirme de esto, de todo esto. Aunque no estoy seguro
Volver a empezar
un carro, una casa, una familia, un computador, un perro, un trabajo, un televisor, 170 canales, varios problemas, por supuesto, ninguno de ellos el mío
meses después. Un trabajo y otro montón de vainas que no importan. Eso sí que en ningún momento una casa o un perro o un televisor o 170 canales. Aunque el perro. El televisor. El televisor, eso está claro. Luego vendrán, por inercia, los 170 canales. Lo más probable es que luego sea la casa. Y lo mejor será renunciar
años después. Varios carros, varias casas, una familia, varios computadores, dos perros, un trabajo, muchos y luego ninguno, dos televisores, 170 canales, varios problemas, todos míos y ahora no. Ahora ninguno. Volver a empezar
Ana
(concluyamos) ella en verdad se llama Ana. Ahora lo sé. Y digo "en verdad" porque también está la Ana de Otto, que, en cualquier otro caso, podría ser la Ana perfecta. La Ana de Otto que es el motivo de esta novela (creo novela) (no creo de fe, creo de duda). No el amor imposible y esas vainas, sino la sensación. Hoy estoy de sensaciones. La del amor imposible. Creo (de nuevo). Seguro sólo de la sensación
Oxitocin 500 mg
tal vez un software estadístico podría ayudarme a decidir. Lo he visto fracasar en tantas películas, que creo que es posible que hoy su automatización esté lo suficientemente refinada para dar la respuesta correcta. Aunque de esto no sé nada. "Buenos días, Juan", "buenas noches, Juan", "la camisa rosa es una gran elección esta noche", "según los resultados de tus ultimas decisiones, A. M. no te conviene, tampoco S., los datos no mienten, Juan", "eres un desastre, Juan", "la oxitocina no te deja pensar, Juan", "huye, Juan, huye". Corre, Rosa, corre, es lo único que pienso. Rosa sería el nombre que le pondría, nunca Lola. Todo sería tan fácil
Ade
ya sé, me voy a comprar una botella, no importa si grande o pequeña, no importa tampoco el dinero, de Christian Dior y así cuando quiera recordarla sólo la destapo, me aplico un poco y me tumbo en la cama
sí
(movimiento leve de cabeza)
Dior es el aroma de la curvatura de su cuello. No sólo eso, ya siento su piel acariciada lentamente debajo de mi mano. Es difícil recordar un olor
digo
claro
el olor
no la sensación, que ya de por sí es bien difícil de recordar, eso, penetrante si es penetrante, dulce si es dulce, y, bueno, ahora no dejo de pensar en Jean–Baptiste y tampoco dejo de sentirme ridículo. Total que salgo del metro, leo Héroes todo el camino, leo Héroes mientras camino hacia la salida y también durante el viaje, luego lo cierro, cuando he abandonado la estación (welcome to the real world), en el puente, siento el perfume...
Dior
así
suavemente
l e t r a p o r l e t r a
la voz un poco baja
D I O R
lo primero que pienso es en ella y en un close-up sobre mi mano acariciando la curvatura de su cuello, luego me digo que si alguien usa Dior no va a venir a montar en metro, pues es Dior y, bueno, lo demás ya se sabe, entonces fue sólo eso, el recuerdo de un olor, así de rápido, así de fuerte, no, miento, fue leve, pudo haber sido otra cosa, una mezcla de muchos olores o sólo el deseo de ese olor, ahora estoy confundido, no importa, pero en este momento, ya, no puedo recordarlo, así de simple, puedo recordar, eso sí, la curvatura de su cuello, con eso me quedo, eso me alcanzará para unas noches, en fin que camino mientras pienso en todo esto, pienso también que debería escribirlo
sí
(movimiento leve de cabeza)
Dior es el aroma de la curvatura de su cuello. No sólo eso, ya siento su piel acariciada lentamente debajo de mi mano. Es difícil recordar un olor
digo
claro
el olor
no la sensación, que ya de por sí es bien difícil de recordar, eso, penetrante si es penetrante, dulce si es dulce, y, bueno, ahora no dejo de pensar en Jean–Baptiste y tampoco dejo de sentirme ridículo. Total que salgo del metro, leo Héroes todo el camino, leo Héroes mientras camino hacia la salida y también durante el viaje, luego lo cierro, cuando he abandonado la estación (welcome to the real world), en el puente, siento el perfume...
Dior
así
suavemente
l e t r a p o r l e t r a
la voz un poco baja
D I O R
lo primero que pienso es en ella y en un close-up sobre mi mano acariciando la curvatura de su cuello, luego me digo que si alguien usa Dior no va a venir a montar en metro, pues es Dior y, bueno, lo demás ya se sabe, entonces fue sólo eso, el recuerdo de un olor, así de rápido, así de fuerte, no, miento, fue leve, pudo haber sido otra cosa, una mezcla de muchos olores o sólo el deseo de ese olor, ahora estoy confundido, no importa, pero en este momento, ya, no puedo recordarlo, así de simple, puedo recordar, eso sí, la curvatura de su cuello, con eso me quedo, eso me alcanzará para unas noches, en fin que camino mientras pienso en todo esto, pienso también que debería escribirlo
Ritmo constante. Continuo
rebota la imagen en el espejo. Hoy no quiero silencio. Ritmo constante. Continuo. La imagen duplicada. No duplicada. Repetida. No intervalos. No espacios. No vacíos. Ruido. Constante. Constante. Continuo. Afuera no llueve. Pareciera. Quisiera. Total. Así. Mejor de esta manera. Nada. Solo jueves en la tarde. Ninguna razón para salir. Por ende. Tampoco otra más. Una para quedarse. Todas para huir. Ese don especial con el que fui dotado. Ella, la que aun no es ella, quiero que lo sea. Pero no. Por eso huir. Ese es el problema. No. No hay. Nunca de verdad. Solo aquí. Lo señalo. ¿Cuántas cosas he señalado? ¿Cuántas veces lo he creído cierto? Y no importa. Nada. Nunca nada. No lo suficiente. Tiempo de seducción = Tiempo muerto. Sensación de caída. Sensación de caída. La caída es el fin último. Este afán. Y el vértigo. Y el miedo. Ninguna verdad. Esta temporal. Si y no. Temporal si y no. La misma sensación de siempre. La misma caída. El mismo desorden. Las mismas condiciones. No el espacio. No ella. Nunca es ella. Siempre será la disculpa. La sensación es lo único real. Esta necesidad de sentirme así. Lo único que queda. Y no lo disfruto. Pero recuerdo haberlo deseado
Tiempo de seducción = sensación de caída
tiempo de seducción: sábado en la noche, hace dos sábados. Cerca, muy cerca. El cuerpo así, donde me gusta. Tan cerca como me gusta. Y los besos y el sexo y la sensación. La cercanía del vértigo.
Luego, el domingo, igual y mejor y peor. Demasiado cerca para resistir. Para decir no. Nunca tan cerca como para no poder olvidarlo. Y así está mejor. Miento. De todas formas, sé que ya no podré dormir
sensación de caída: viernes a domingo. Caída aparatosa. Tanto como para querer olvidarlo. Pero no. Ya es imposible. Demasiado cerca. Y nada de sexo explícito. Solo eso, la cercanía y la lejanía presentes. El lunes el deseo de huir aparece. Y la imposibilidad. Y el deseo inevitable
Y el miedo, por supuesto. Tiempo de seducción y sensación de caída. Y el miedo
Luego, el domingo, igual y mejor y peor. Demasiado cerca para resistir. Para decir no. Nunca tan cerca como para no poder olvidarlo. Y así está mejor. Miento. De todas formas, sé que ya no podré dormir
sensación de caída: viernes a domingo. Caída aparatosa. Tanto como para querer olvidarlo. Pero no. Ya es imposible. Demasiado cerca. Y nada de sexo explícito. Solo eso, la cercanía y la lejanía presentes. El lunes el deseo de huir aparece. Y la imposibilidad. Y el deseo inevitable
Y el miedo, por supuesto. Tiempo de seducción y sensación de caída. Y el miedo
martes, 23 de abril de 2019
Remake
es más un registro, la evidencia de una forma de pensar. Hoy, aquí, ahora. Volver a escribir solo por el amor a la escritura, a ese poder que convocan las palabras. Escribir para no estar más solo. Escribir que sí, que hoy fue de esta manera peculiar, que tengo calor y esta camisa que se me pega al cuerpo, que quiero más jugo de maracuyá con leche, que amo fumar y odio el olor de las cenizas, que me gusta poner mi pié izquierdo sobre el empeine de mi pié derecho, que quiero salir de esta habitación y no salir de esta habitación, que la nevera está a miles de kilómetros de distancia, que aun llevo el peso de catedrales góticas en la espalda, que después de tanto tiempo de huir sigo en el mismo lugar, que recuerdo montones de pedazos de películas pero no sus nombres, que, después de 20 años, no he podido olvidar el color de su voz, que me comenzaron a sudar las manos de manera incesante desde hace unas semanas para acá y no sé por qué. Todo al mismo tiempo
aun sin puntos finales, ni mayúsculas al principio
volver a escribir
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